CRECER CRIANDO







Hace unos días con mi amiga Fiona Mettini tuvimos nuevamente el maravilloso regalo de compartir con un montón de mujeres y mamás, el taller de “Nutrición emocional y alimentación natural”.

Entre los temas que se trataron hablamos de lo que hace tiempo vengo proponiendo como una “CRIANZA INCLUSIVA”, en la que, entre otras cosas se ponen en práctica activa y cotidiana los principios de “Los ordenes del amor” de las constelaciones familiares según Bert Hellinguer.

Todo lo que trabajamos desde una  “crianza inclusiva” Es mirado como un crecimiento personal a través de la crianza de nuestros hijos y del encuentro de nuestra propia sombra (como lo habla extensamente en su bibliografía Laura Gutman).

En esta nota les propongo algunas de las Bases para criar inclusivamente.

La prioridad para que el crecimiento real de todos pueda suceder es tener una actitud de humildad y gratitud, y una entrega profunda al misterio que se nos está revelando a través de cualquier comportamiento o vivencia con nuestros hijos. Creyendo que tenemos un "rol fijo" de "personas" que enseñamos frente a "personitas" que aprenden, bloqueamos este crecimiento.

Aquí, es un punto clave entender, que si queremos que nuestra experiencia de vida y la de nuestros hijos esté libre de etiquetas y de juzgamientos debemos afrontar con coraje un cambio de paradigma para re-situarnos delante de los más “pequeños” y animarnos a ver en cada movimiento, la maestría que ellos nos están mostrando (incluso cuando estos movimientos o situaciones nos enfrentan a vivencia " incómodas e instatisfactorias").

Aquí les propongo algunas preguntas guía que nos pueden acompañar en momentos de crisis:

-¿Cuánto de lo que somos nosotros nos separa del otro?
Podemos odiar o tomar lo que nos separa del otro. En el tomar, tenemos la oportunidad de incorporar nuestra sombra.

Propongo a las mamás preguntarse frente a los hijos e incluso frente a la pareja:

¿Que cosas nos separan?  ¿Que hacemos con eso que nos separa?

A veces lo ignoramos, a veces lo queremos cambiar.

Sin embargo, sabemos en principio que Las diferencias hacen que el amor a primera vista sea potente, ya que son lo que nos complementa y aún así luego es lo que ponemos como pancarta para las separaciones.

Si yo digo: “Este nene es un caprichoso”. Esto... ¿me separa o me mantiene unida?
Definitivamente Estoy poniendo afuera algo.
Si digo: mi hijo tiene problemas con las relaciones, o es tímido, o es un “insociable”.
Esto... ¿me separa, me mantiene unida, o lo quiero cambiar? Quiero que no sea más caprichoso, o quiero que no tenga más berrinches o quiero que coma más verduras.
En cambio, si quiero que coma más verduras, previamente, ¿me pregunté que relación tengo yo con el alimento? Qué está pasando en casa cuando comemos?  ¿Que me pasa cuando cocino? ¿Que le pasaba a mi madre cuando me alimentaba o mientras comiamos? Y SOBRE TODO... 
¿¿¿QUE TAN BUENA Y VARIADA Y CREATIVA ESTA LA VERDURA QUE COCINÉ???
No, probablemente no me lo pregunté. Simplemente me quejo:
“es que a este niño nunca le han gustado las verduras” PUNTO.


-¿ESTOY NOMBRANDO SUS DIFICULTADES?
-¿ESTOY PONIENDO PALABRAS A SUS MIEDOS?
-¿ESTOY NOMBRANDO LO QUE ESTA SUCEDIENDO SIN CATALOGARLO EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE?


3º 
¿ES EL DISCURSO QUE ESTOY NOMBRANDO CERCANO A MI REALIDAD MÁS INTIMA? Y SOBRE TODO...¿ES CERCANO A LA REALIDAD QUE PARECE  ESTAR EXPERIMENTANDO MI HIJ@ EN ESTE MOMENTO?...

Algunos ejemplos para poner palabras en diferentes situaciones podrían ser:

Veo que quizás tienes hambre... veo que tu quieres este juguete y que tu amiga también y que por eso os estais enfadando...quizás hechas de menos a tu papá... ya veo que como no te quieres ir de esta casa te gustaría llevarte algo de aquí, y si ese objeto no es posible llevarlo para acompañar el proceso, ¿que otro objeto puedo darle en sustitución? (estoy siendo muy amplia ya que es absolutamente personal y fenomenológico y no es la intención de este articulo dar “formas” establecidas, sino simplemente ideas para “preguntarse” la vida de diferente manera)


¿ESTOY PRESENTE? ¿ME SIENTO CERCA Y CONECTADA CON MI HIJ@ EN ESTE MOMENTO? ¿LO ESTUVE EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS? (QUIZÁS AHORA HE CONECTADO Y SÓLO AHORA HA SOLTADO LO QUE ESTABA ENQUISTADO EN LOS MOMENTOS PREVIOS EN LOS QUE SÍ HABÍA DESCONEXIÓN).


Estar con todo nuestro ser, nuestra historia y nuestra voluntad en el proceso educativo es una mirada que no nos permite estar a medias.


Me refiero a que sería todo mucho menos comprometido si lo miramos como en general solemos hacerlo.
A todos nos queda más cómodo juzgar a los niños, poner etiquetas, determinar a quién le corresponde cada papel que toca representar en el juego de nuestra vida familiar.

CAPRICHOS
Definir al “caprichoso”, a los adultos nos libera enormemente de tener que responsabilizarnos por aquello que no estamos pudiendo escuchar del pedido real de atención de un niño y si vamos incluso más y más profundo nos encontramos muchas veces con que los niños, están haciendo los famosos “berrinches” que a su madre le tocaba o que ella misma necesitaba hacer y no hizo.

CELOS
Definir al hermano “celoso” a todos nos queda muy práctico, por ejemplo, para deshacernos de nuestros propios miedos o dificultad de afrontar las realidades que puede haber detrás de ese pedido de mayor atención. Ocupamos nuestra energía mirando hacia ese “celoso” que “no tiene remedio”. Así nos distraemos quedándonos en la orilla de una simple interpretación del momento (porque otra base importante para criar "inclusivamente" Es recordar que todo cambia constantemente. Si hoy etiquetamos a nuestro hijo como “el hermano celoso”, impedimos ese cambio). 




De esta manera, se observa que los niños por "amor ciego" acaban ocupando los "papeles" que les asignamos. Y nosotros nos quedamos sin sumergirnos profundamente, subestimando la preciada información que en ese momento se nos está dando. Así perdemos la capacidad de mirar, por ejemplo, las ocultas guerras que se están librando entre nosotros, muchas veces con algo tan simple como los desacuerdos en los estilos de crianza de ambos padres o el respeto por el linaje familiar del otro progenitor.
De este modo los niños traen la guerra a su acera, se la apropian y con amor, juegan a aquello que hace falta nombrar.

Los hijos muestran, muestran descaradamente, no tienen tabúes para decir con todo su cuerpo o sus expresiones aquello que sienten, viven, ven, huelen. Lo único que no siempre tienen, quizás son las palabras adecuadas para hacerlo.

Depende de nosotros los adultos, y es nuestra entera responsabilidad, que el acceso a las palabras sea un agua de manantial clara y cristalina, o un río turbio y confuso. Esta es una de las bases de una sana constitución emocional, la medida en la que separamos, como dice Laura Gutman: lo “real” de lo que “es nombrado”.

Y esto depende y es directamente proporcional a nuestra capacidad de mirarnos y de ser conscientes de lo que nos sucede.

Atención!!!! Muchas veces para mirarnos, en el mejor de los casos, comenzamos un proceso terapéutico en el que hablamos de nosotros mismos e incluso de los problemas que tenemos con nuestro hijos a los que por ejemplo: no podemos controlar y están “como una moto” todo el día. Usamos el espacio terapéutico para quejarnos del otro (hijos, parejas, amigos, jefes...) y aumentar las diferencias. Y el otro, sobre todo aquel otro con quien tenemos una relación tan íntima como con nuestro propio hijo, nos está dando en realidad el preciado regalo de la claridad!!!

A veces nuestras tristezas o desconexiónes, están tapadas con sus pedidos de golosinas, otras veces las peleas con nuestra pareja o los desacuerdos profundos en la crianza, están distraídas con las peleas que los hermanos muestran y que ocupan el tiempo de la mesa familiar, como si nos hicieran "el favor" para no hablar de lo que realmente nos toca a nosotros en nuestra intimidad, otras las caidas, lo accidentes, los mocos, gritan mami!!!! Aquí estoy!!!! Estas tu??? Estás contigo??? Estás conmigo??


Estos son solo ejemplos, y lejos están de ser un manual de crianza a+b= C, son simplemente posibilidades que se fueron deduciendo de algunos “misterios” dentro de las familias y que cambian constantemente ya que, no olvidemos, que los niños nunca muestran una sola cosa fija y como todo lo que existe, están en constante cambio de lo que son y también de aquello que perciben.

Sugiero como posibilidad hacia el MISTERIO que esto nos provoca, y ya que generalmente nosotros tampoco sabemos poner palabras, ni sabemos muy bien de que se trata lo que está sucediendo, que antepongamos la HUMILDAD y las siguientes frases:


PASE LO QUE PASE Y HAGAS LO QUE HAGAS TE AMO.
PASE LO QUE PASE Y HAGAS LO QUE HAGAS ERES MI HIJO Y TODO ES PERFECTO ASI COMO ES



Estas palabras generan la sensación de que estamos TODOS INCLUIDOS EN UN SISTEMA, PASE LO QUE PASE Y HAGAMOS LO QUE HAGAMOS.


“SI ESTAMOS INCLUIDOS TODO ES POSIBLE”


Poco importa si tenemos muy en claro o no lo que está sucediendo. La mayoría de las veces podemos ver un cambio rotundo en nuestros hijos o en alguna situación si simplemente nos dedicamos a dar un profundo abrazo. (Independientemente de las palabras en sí que se pronuncian, me parece de vital importancia que los padres tengamos en cuenta esto y enfrentemos desde esta actitud cualquier situación).

Creo que es importante más allá de las palabras, el cambio radical de “chip” que podemos hacer mirando la moneda por la otra cara

Siempre me asombra y me moviliza pensar en las etiquetas que llevamos desde niños con tanto amor y tomar conciencia de las dificultades que, como padres, tenemos para dar la vuelta a la moneda, es decir, para retirarnos a nuestro interior, quitar las etiquetas que ponemos a nuestros hijos y tomar las riendas de lo que a través de los niños nos está siendo mostrado.

Sin embargo, este AMOR tan profundo con el que, como hijos y padres llevamos la vida adelante, me conmueve intensamente.

Durante este curso supe que algunas mamás habían aplicado las ideas de la crianza inclusiva, las intenciones y los abrazos y el amor incondicional, en lugar de juzgar quien tenia la “razón” en una peleíta. Estas mamás contaron que en dos meses los niños ya no hacían “berrinches”.
Me siento muy agradecida por toda la entrega, por la fuerza y amor con la que cada una lleva sus ejercicios a casa después de cada charla y los va a moldando a sus propios hijos y va haciendo cargo de sus propias “mochilas”.

Les deseo el mejor reto, el de mirarse adentro y preguntarse  la vida de otra manera. Desde allí el reto de poder mirar a los hijos más allá de "nuestras certezas".




ENTREGARSE A LAS PREGUNTAS Y RETIRARSE DE “LAS RESPUESTAS” CREO QUE ES EL DESAFÍO MÁXIMO PARA CRECER- CRIANDO Y CRIAR SERES EN LIBERTAD.



No hay comentarios: